miércoles, 20 de abril de 2016
Debajo del Agua
Existe un televisor debajo del agua.
Un verso que es metropolitano y recorre las
bacilicas. Ese verso recoge ademàs en
cada mundo un telefono.
Tù diràs que los telefonos no son màs que
iguanas voladoars.
Que sus sonidos son vidrios electricos.
Tù compararas el sol de los patios que
queman, con otro que tomamos tambièn
cada dìa, con una grieta contemporanea
en el pulso.
Ello sucede cuando los mercados se llenan
de mandibulas.
Cuando la proximidad a las linternas se
transforma en opalo y prolipopileno.
Ello acontece cuando las sienes de los
hombres son aludes de hierba.
Asi las culturas pueden deformarse
como el sonido de un grito en el aire.
Hay un televisor que es una taxonomìa
de los puentes. Uno que empezò a invadir
las orillas sin necesidad de la sepia y
propulsò una arcana combustiòn en las
pieles, justo en el momento en que los
sistemas pueden ser dorados.
Pasos de agua en estos televisores.
Mecanismos de sol presentados a los
minerales, bajo camisetas que se borran
en los enigmas.
Huellas con una copa azul y celeste, con
muchos astros en su interior buscando
encontrar sus limites.
Como una horda pudriendose entre
referentes de galgos, siempre entre
mecanografìas.
Existe en las cornisas donde se abandonan
los cabellos. Descuelga el champu que
aletea en cada golondrina. Es extasiado
por un temblor de chompas.
Irradìa metros para las horas en que
el frenesì destruya las conchas.
Respecto a lo ùltimo
-no estamos seguros-
Ese frenesì llevarà remolinos.
Y uno de ellos tocarà lo sagrado.
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