sábado, 30 de abril de 2016
Marejadas de Platino
El hombre toma el camino de la luna.
Ayer -en el ocaso- tomò el camino que era
de la gruta.
Tenìa el peso de un omnìvoro. Habìa ademàs algo
colgando de sus sienes, era una idea.
Por lo demàs, lograban verse pliegues
de presagios, marejadas de
platino.
Lo observè desde un plano por el cual a veces se
escriben ciertas cosas. Lo observè con ese pensamiento
que se adhiere a ellas como si fuesen relampagos
que apenas logran detenerse
un instante.
-ese mismo instante en que cruzan-
El hombre tomò el camino de la luna y todo parecìa
determinado.
Y determinado o no ese instante impulsa cierta logica,
la misma es acomedida, peina los cabellos igual que un
peine, lleva instalazas y por la noche habla de minotauros.
Determinado o no, la tierra estampa en las
hojas sus raices y el equilibrio que reconoce en los
troncos pertenece a la sabidurìa de esas hormigas
que trazan lineas en ellos.
Por donde se apilan -voraces- sòlo los picos de los
pàjaros.
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