viernes, 22 de abril de 2016

Las Iguanas Celestes






Te he visto como un ser poètico
que aprendiò a separar el ser de lo poètico
y devino por ello en una solitaria ontologia, llena
de àrboles desnudos. En ese tiempo
-recuerdo- todas las iguanas en el universo eran verdes.

Te oì entre numeros desconocidos y nùmeros que 
bajo las sombras de las efigies se convertirìan mas tarde
en lo hermètico.

Como un ser contemplaste las figuras que rodean el universo.
Como uno poètico entregaste a la poesìa esas formas.

Dice la realidad que llegado a ese momento toda
creaciòn podrìa ser desfigurada.

Escribe la realidad que los puertos 
estàn hechos -muy profundamente- de hojarasca y evaluan
los sueños si es que llegan de los verbos.

Tambièn se dice que los alfabetos boreales que existen
en los pètalos, poseen tejidos de arañas y evolucionan
entre los talones.

Manifiesta la realidad su entendimiento en relaciòn a 
ese ser que por la tarde y por la noche relativiza 
todo entre la poesìa: aquel entendimiento concluye que la
vida de ese ser es una calle de cristales y eclipses.

Te he visto como un ser extrañamente poètico que
vive un instante entre los cocodrilos, un ser de fronteras
y limites, de patios que encallan.

Equilibrado una y otra vez por hordas de àrboles
para reconocerse.

Te he visto como un ser poètico escribiendo màs de
una palabra. La que puede vivir apenas un instante en 
el tiempo dotado de las palmeras desnudas y manifestando
que en un tiempo de la creaciòn todas las iguanas
en el universo eran verdes.

No celestes. Como las que se arrastran por la playa
ahora.




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