domingo, 17 de abril de 2016

Poema





Casi lo había olvidado.
La luz tejía un puente en las costras y
en alguno de los olivos el llamado de una 
lechuza.

Los arpones en el cielo deliraban otra vez. 
Las siluetas tragaban la nieve de sus dagas.
Los ofertorios fermentaban sus oidos en las 
piedras.

El llamado de la luz se bifurcaba.
Los anuncios de los apostolados rozaban la
madera.
Las caminatas donde empiezan las sortijas
planeaban entre veredas invisibles.

Los huertos en las calles donde aprendimos 
de la noche en la conciencia de una raíz, volvían 
a las escenografías.

Oianse sonidos de aquellos que vuelven otra vez
de la marea. Las esquirlas rodeaban el ala de una foca.

El movimiento del tren en el mentón era casi unisono.
Compuesto de luces y mangueras, mostraba cuervos
desarrollados.

Tomé el camino del corazón más de una vez.
Cedí a la magia de un puerto como a la de una 
palabra.

Esbozé una hoja entre mirras lunares.
Pensé en el oxido de las estrellas como si fueran
corazas de plenilunio.

Llegué al oceano con una cortina de acido en el deseo.
Junto a linternas que azulabanse indómitas sobre la tierra.
Recorde la capacidad del obelisco y la capacidad
epistemologica del eco.

Casi lo había olvidado.

Fuí alimentado por las hojas durante todo un verano.







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