sábado, 9 de abril de 2016
La Edad entre los Demonios
El ser cae del hidrogeno igual
que una gota.
Se difumina en el oxigeno.
Llena de muelles algùn lugar de su cuerpo
donde se cristalizò una araña y los oceanos dieron
paso a los artropodos.
Descubre entre indicios los periscopios que llegan
desde un hemisferio, con ruedas marrones como las
que devoran los techos.
Marca las efigies de las branquias en un submarino.
Recorre las estelas con un plato de sol cubierto de
papeles.
Se estrella contra una marea donde la nociòn
llega a ser azul como un eje.
Lleno de objetos que recorren la sangre por la tarde
o animales de edades profundas como los
sortilegios
se sumerge en castillos de pergaminos llenos de
andanadas.
Estaciòn de carbones.
Alud que entre sinonimos recoge los verbos de
una herida voluminosa igual a un perdigon que se cierra
en los cometas ante la sucesiòn de las
bengalas.
Tropo de tallo que va a inclinarse en un cielo
lleno de burbujas
que destila una barca tomando los inviernos de algo
inasible como la incursiòn o los lampos
ebrios de animales y prologos violetas donde se
hipnotiza la espuma.
Ala de estambre que llegas al polen
con un jiròn de fabricas en el pecho. Ala de
suburbio contenido por las estaciones donde una
lampara frota las palmeras en los troncos
en los rieles anhelando un desesperado
encuentro con las venas.
Para que una edad sin numeros ni colores camine
entre cabelleras de demonios.
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