miércoles, 13 de abril de 2016

La Religiòn de los Cascos






Una gota de luz sobre la imagen que en este momento
atraviesa el agua. No sabemos cuanto tiempo estarà en
ella.

Despuès el centro errante de una ciudad con multitudes.
La velocidad de los triangulos.
La niña en una araña constelada por un verbo.
Esa niña posee relojes de betun en su
frente.

Y diriase que mecànicos hilos desbordan sus
nudos en los matices articos de los opuestos.
Diriase que todo es siderurgico en el tallo.

Diriase que el oceano es producto de una teorìa.
Que las adolescencias son muestras de cafe.
Que las playas vuelven de un estrabimo como cazadoras
de vertigos. Diriase que en la anatomìa del sol hay
movimientos con sistemas de alquimias
buscando sus radiografìas.

Todo esto diriase si tuvieramos cometas.
Portes de escamas que vocean sus supersticiones en
un ritual de trigo, precedido de espumas.

-el ritual es en la playa-

Una gota. Es de luz, su premoniciòn aparece
entre legados de cebollas y guiada por monstruos celestes
que recogen los craneos de las humaredas.

Voces continentales donde una vertiente de prematuros
pàjaros, golpean la niñez de una aceituna 
proyectandose hacia el verde.

Voces que relinchan en una flauta hasta alcanzar la 
inaudita gravedad de un juguete sentado frente al caballo.

Esperando de enigmatica manera a la religiòn de 
sus cascos.













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