viernes, 8 de mayo de 2015
Reliquias de Sudor
El viento cae.
Es una herradura que despedaza los vilos.
Un encuentro con el tremante donde
danzan los ciegos.
Una poesìa con nombres beduinos de coral.
Un poema en cuya sensibilidad, dioses de piedra
nos devuelven las formas con las que
fueron talladas una media, un
nucleo de agua, un rascacielo y en menor medida
el hecho de sorpenderse en cada rocìo,
en cada migraciòn,
en toda transfiguraciòn.
Reliquias de sudor caen en las anclas
de una monarquìa donde viviò el helio.
Relampagos de nieve donde el granizo
desnuda su historia de inviernos
intentando conquistar el azufre
y las partes celestes de ese meridiano
donde calza el veneno sus titulos.
El viento cae.
Y dirigiendose a las veredas deduce
un monitor de armonìa, un liquido presagio
entre los manantiales y de vesperales continuidades
en las lamparas, toma el modo acucioso
con que llega a la desvanecencia
una perla,
un dije anciano,
un eslabòn arriando milenarias entonaciones
de cadenas.
En ellas aùn se puede oir el canto de
un esclavo.
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