lunes, 4 de mayo de 2015

Destino de un Borde





Nacìa el borde, junto a èl un filo de aire
y despuès la noche, el anuncio en ella
de algunas cabelleras como el sueño
o la sed, los pifanos con un brillo
de cosas que no son posibles,
nuestra mirada en ello.

Los murcielagos han pasado por èl
igual que los pelicanos, las nubes manchadas
de espinas, los nubarrones sitiados del
cielo; sitiados siempre por el 
universo.

Una libelula toca los espacios afines
con su vuelo. Un vuelo que proviene de arpas
y horizontes cuya casta junta la violencia
y la seda entre tremantes que traen
una primavera de timpanos; un 
ciclo gelido de frìo se une
a esa metamorfosis
donde el eter cumple un juramento
sòlo ante sus raices.

Y nosotros apartamos nuestra mirada de tal borde 
en el vuelo, para que se junte nuevamente al ala.

Nosotros dejamos de separarlos 
de su destino.

Para que prosiga su camino.






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