sábado, 2 de mayo de 2015
El Espigòn de Ozono
Es la fragilidad con que las luces se siguen a
si mismas.
El solfeo igual a una inflexiòn de clima
cinematogràfico.
La historia del sueño llena de estandartes
en sus conchas.
El dìa memorizando crateres paganos entre
sus encias.
Es el tiempo donde el atardecer crea el libreto
de otro poema ante un menguante.
La poesìa de una mosca cuando sangra y sus
alas horadan esas parabolas nuestras,
un poco màs nuestras en la hora
de los monòlogos.
Y entonces -a lo lejos- un espigòn de ozono
reconoce imagenes de supersticiones
donde una raza sin aire devora los
caballos.
-la espoleta - ya ingravida- va conduciendo los
solidos a las andanadas-
Los birremes son ahora formaciones de alfileres
sobre la creaciòn.
El universo de una estaca lee cartas de sol en
las sienes de los archipielagos.
El fuego recuerda algunas criaturas.
Bajan a los ciclos los hurones, los grillos, el anapesto
de una cesta sumergida en el temple
de un otoño, todavìa de oxido.
Tratados de frutas son invadidos por los simios.
Tecnologìas de papiros matizados por un ciervo cristalino
de hierba, parpadea en el laberinto
que significa una linea en los
huesos.
El graznido - sobrenaturalmente- describe templos
de grasa.
En el verde, un estampado.
En el aposento, la luna donde yerran las sabanas.
Y despuès de las cronicas, las lecturas del genesis llevadas
a cabo por los santos, como si fueran poemas.
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