Otoño de francotirador en
las medallas.
Semejantes a esos destellos
donde duermen los veterinarios.
Llenos de petroleo y lampos
preguntando cual es el origen de
los vilos.
Otoño ciego con un solo hueso
en el lado siames de tu frente.
En el lado occidental donde se
baten entre adornos los cachorros.
Escribo de tu corazòn en el instante
donde los antilopes devastan las residencias.
Otoño de palacio con un talmud lejano
y aprioristico.
Otoño, escribimos aunque no pueda
leer en tu frìo, ni en tus embarazos
inmediatos.
Y me sobrepare en tus herraduras
hasta la llegada del caballo.
Otoño que doblas en angustia
todo dromedario.
Linterna que aùn puede ir
junto al prologo de una ensenada.
Manantial de acopio entre las
madreselvas.
Pelicano de uva en las uñas.
Poderoso muerto de cosmogonìa.
Lenguaje de inquieto astillero
frotado por el sueño.
Vocaciòn del desman inundado
de alfileres.
Patrimonio de gas sarin en
alguna de tus cabelleras.
Rastreadas por el universo
hasta lograr que escribas entre los
hombres.
Con o sin industrias rodeando
tu pensamiento de leviathanes.
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