sábado, 30 de mayo de 2015
Disciplina Lunar
Tomo una lampara de raices
tocada por la noche. Una lampara donde
los eclipses formaban un valle o
el rostro vacìo que cortaba la arena
dormìa entre los asteroides, inundado
de extraños planetas.
Tomo el barro y el antropomorfismo
en sus sienes, de manera que
todo sacrificio era el rastro
del diamante
esquinandose en una disciplina
lunar; humeda como los àrboles.
Tomo la poca ilusiòn de una
gramàtica, circundada por un botìn
de peces, a la espera de una historia
donde la tragedia emplazaba a las
plumas y los acantilados de coral
donde el oceano decora sus
oboes.
Una lampara que empuja origenes,
que llega a los pronombres sin
necesidad de consultar en la mente,
que devana idiosincracias,
que pregunta entre la inspiraciòn
con las estelas de sus mareas
donde lo primordial deja sus
escalofrìos
en un fusil de fiebre.
Tomo los dociles estallidos
donde los nombres se diferencian
del sol, por esa caida entre el verbo y
el lumen, consultando con algo menos
real que lo imaginario.
Descendiendo de las escaleras
de esa fantasìa.
De esa dimensiòn de pàjaros
que desconozco.
De esa mistica liebre en
cada sombra.
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