domingo, 17 de mayo de 2015

El Espacio y la Luz






                                                                                     

El pájaro se desarrolla en las cumbres,
bajo oxidos de diamantes.

Lo vimos llegar ungido de neones de plasma.

Vuela con preferencia en horas en que 
la lluvia se diseca.

Nosotros pensamos en su corazón como
en el nuestro porque está lleno de antiguedades.

Tanto uno como otro somos una metafora 
para ambos, la única diferencia es el elemento en
que nos movemos.

Ambos llevamos azogues encrespados en
el pecho.

Ambos recordamos qué cosas transportan en
su espíritu los adioses.

Los vuelos donde el corazón de los hombres
subasta los dados en su pecho.

La llama donde brotan esos llantos de los 
idolos como un pensamiento, reclutado 
por lo sobrentaural de el
follaje.

Tan solo por lo sobrenatural y el nombre
de la carta y la imprecación del lado fosforescente
de un viento hermafrodita que a ambos
-el pajaro y el hombre- 
golpea en el rostro.

Asi como el espacio y la luz, nos golpea en
el espacio en que nos movemos.





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