viernes, 29 de mayo de 2015
Emanaciòn de Corales
El mar era el mismo.
Yo veìa una clepsidra encima de la
marea. Me sentaba sobre la
eternidad, era dogmatico.
Desde esa perspectiva
relataba el extasis de
un muelle por
capitulos,
las epocas del aliento
si eran bañadas
por sepulcros
y en el soplo de la lluvia
dorada por el sol,
recogìa bozales en mi boca.
El mar. Caminaba al
lenguaje con una lògica que
no llevaba corceles ni puentes
pero desprendìa corredores
antiguos donde la miscelanea
era medida de intensidad
marròn y purpura.
El mar, soñè lleno de
profecìas en sus ojos, toquè
alguna vez sus pendientes
donde el ateismo de sus
nucleos emanaba el
coral de una rosa
dotada de
astros.
Como azahares,
llenò las batistas de
cartilagos e iniciaciones
de lineas, que surcaban los
travesaños con una colina
en el pecho y otra en
algunas partes
del vuelo.
Donde hoja a hoja
cayendo de los cipreses,
su primavera se transformaba
en hojarasca.
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