sábado, 23 de mayo de 2015
Poema
Què solitario es este minuto.
Tan silencioso como una caminata
o un sueño por donde pasan los rieles.
Què extraña calificaciòn para su sed.
Què misteriosos nombres coincidiendo
ahora que duermo en sus travesaños.
Què extraños son los adioses que empujamos ahora
desde el espìritu, llenos de cofradìas y pergolas,
con tendencias al mar y el disturbio,
al reflejo de los pinos en la unciòn
de un gesto en las planicies, uno
diferente en relaciòn a esa
cantera que ayer traìa el
lenguaje de un demonio,
de un exorcismo en
un parque,
de un trance en el jardìn donde
el velero describiò el acuario, la
forma dialògica del oceano
con una de nuestras celulas, con
uno de de nuestros pensamientos.
Sòlo uno.
Aquel que podìa volver màs profunda
la noche.
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