domingo, 31 de mayo de 2015

Poema




El idioma mantiene sus contornos: Un
salmòn barroco lleno de metamorfosis.
Un hecho guiado por las medialunas.
Un menguante paseando su cirugìa por las
nebulosas.

Consideramos al idioma entre la botànica
de sus morgues, en el nectar de sus plexos.
En sus calles relacionadas a la fotografìa.
En sus navìos desembarcando en lo divino, con un
labio que desgarra silenciosamente los
daguerrotipos.

El idioma es oriundo de ningùn planeta.
Es nativo y unilateral.
Preoceanico. 
Simiesco como una pintura o una litografìa
de magma.
Es una exposiciòn llena de devociones. Un
tramite que va de la observaciòn a la episteme.

El idioma es un dìa domingo sin
influencias poèticas, ofreciendo a los glaciares
un eje lleno de nibelungos, un calendario
con la fonètica autoridad de un sonido
que pasa por los dientes en su
viaje en busca de los pàjaros.

A veces es prematuro y lleno de forasteros y
embalajes, recorre las regiones donde
un telegrama llega a la naturaleza
igual que una foca natural,
que una asteroide primitivo donde los racimos
se desgarran entre diversos colores
de megafonos.

El idioma arranca al lenguaje los nombres
describiendo el lado marsupial de las saetas.

El lado donde la fantasìa descifra el àngulo
de los colores detallados en un prisma secreto.

Porque sòlo puede que transmigrar entre
un solo color.




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