viernes, 8 de mayo de 2015
El Trajìn del Hilo
Llamamos inmensidad a la la espina incrustada
en el tallo. Es la primera nociòn de lo inmenso cuando
adquiere sonido y un lenguaje intentando graficar junto
a la piel de un paquidermo, acompañado
de ritos e hidrògeno.
Inmensidad como la del reloj o las huellas de una
foca en la arena.
Como la fuerza que forma un àngulo al final de los
acantilados y asi estos no sean eternos.
En ese àngulo todas las cosas se estrellan.
Llamamos definiciòn a este intento de conocer
la inmensidad, pero lo primero que sentimos
en la intensidad con que baja de los arboles,
igual que un primate.
Claro, hemos fijado la vista en la definiciòn, pero
si lo hubieramos hecho en los àrboles
nuestra semàntica hubiera sido
diferente.
Pero hay que volver a la inmensidad igual como
se vuelve a un trajìn.
Igual como se vuelve al hilo que descascara los
platanos.
O los rìos donde algo dogmatico queda aprehendido
en ellos, con las figuras que a cada instante en
la mente desnudamos.
Pero la mente no siempre està desnudando sus
figuras.
Generalmente las cifra, les coloca un velo.
Pero ese es otro universo.
Y sòlo tenemos uno donde vaga el ambito y la
definiciòn intenta encontrar sus rodillas,
sus àrboles con alfileres
sus primates que descienden de las ramas.
Con un fruto en las manos descascarados con
paciencia por un hilo.
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