jueves, 7 de mayo de 2015

Poema





Yo soy sedentario.
Me dijeron que invadiera las plumas 
y los rieles; sigo obedeciendo.
Por lo demás, trato de ser esferico,
de tomar el pulso nada más que a los relojes,
de reiterar a mis labios las cosas
para que una palabra 
en su mundo no
se sostenga.

También soy herviboro, mamifero plural.
Todas las camisas que hablan en el agua dejan de 
ser oscuras por ello, no han llegado por ello
a la claridad, pero hay una curva
en aquello que las distancia
extraida de un sol que es un naipe
o un ovulo lleno de pigmentos,
una historia de souvenirs donde pareciera 
que todo resplandor es una
herradura.

Las herraduras viven en las campiñas
donde se agitan o duermen 
los corceles.

A veces soy mitad de una palabra.
A veces sólo su final.
En otras, el principio desmedido de 
un texto, pero eso es algo que solamente 
mi razón puede creer.
Un texto en ocasiones es ello.

Por lo demás, la tarea de la conciencia,
es detenerlo.

De mi conciencia siempre literaria,
por supuesto.



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