sábado, 2 de mayo de 2015
La Ciudad sin Hombres
Una hoja posee los mismos elementos de una tragedia.
Un mástil los de una cabellera.
Una fragata nos trae reminiscencias como
las de un grial dormido en las costas, aguardando
un viaje.
El silencio sólo conmemora alguno de los rituales
encerrados en la boca.
-lluvias de aceite desde la hiedra-
El alma toca las puertas de un horizonte que sin duda
también está en el agua.
Los manantiales deshojan flores acuaticas, pero apenas
lo vemos.
Las estrellas se golpean contra los circulos donde
renacen las linternas.
Luces secretas como la individualidad viajan a la
conciencia del bosque.
Tal bosque lleva los sonidos de pielagos que deducen
y a la vez bordeando otra lógica, apelan
a destrezas irracionales en el corazón de una lechuza.
Una hoja, es un pez que vaga por el polvo, con el
conocimiento que alguna vez tuvo del agua.
Una hoja es una primavera de gaviotas que abandonan el mar y
toman el lugar de los hombres en las calles.
Y estas calles al quedarse sin hombres preguntan,
cómo regresaremos a los mares.
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