viernes, 29 de mayo de 2015
El Corazòn de una Palabra
Me quedè por un instante observando el interior
de la casa. Los cometas habìan pasado
devorando la piel de sus paredes; hoy veìa en
sus huesos. Los àngulos habìan formado
alambradas de modo que una araña vivìa
incrustada en uno de ellos. Olìa a palidez,
a lluvia que pasea por el granito, a superficie
donde habitaron alguna vez las palabras.
Los huesos en las paredes, sugerìan sin
embargo otro silencio, otra historia con
una sensibilidad que iba de la noche al
movimiento, contrastando con la ùltima
luz de la sombra.
Observè un tiempo...El aire traìa relojes
y brùjulas. En la mesa algunos cuadernos
y en una que otra pàgina arrancada a los
mismos, el verbo que amè encerrado en
una palabra.
El verbo con sus tìmpanos y el latido de
su corazòn, encerrados para siempre en una
palabra.
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