jueves, 16 de julio de 2015

Voceos






Todo voceo que infinitesimal
recrea lo legendario entre los satiros.

Todo voceo tomando las lìneas de un desierto,
las primicias del brillo en un museo
donde la estaciòn deja de contar
por otoños sus catalinas
y el hechizo de una bicicleta no puede
ser borrado por la gravedad.

Voceo que repercute y llena un pergamino con
indicios de alambre, ebrios de esbozos
teoricos como una hiena.

Esa canciòn donde el relampago deja de ser
una carta, alejandose asi de las noticias encerradas
en cada cosa. Un monumento que yerra por la brisa
y nuestras pupilas danzan en èl con ojos
de granito.

Esa dinàmica del bozal, donde los alfabetos
dicen de una manera la existencia del pseudònimo,
la calle de hilos sin abecedarios alimentados
por el sur y seguidamente una mosca
en el ocaso polìtico de los
embarcaderos.

Ese vocear junto a un buzòn de agua
donde el escrito asciende hasta lo màs remoto de
la noche, tratando de escudriñar
al pie de los colores y
enigmas, al pie
de las traiciones donde la luz de este otoño
se acerca a ùn àrbol mordiendo una manzana.

Esta historia con nervios,
sin libertad; el universo del adobe completando
el himno de sus grillos desde una 
forma ecumenica.

Como las que tejen los simios entre las esquinas.




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