viernes, 24 de julio de 2015
Poema
La mañana de amapola con flexibles
industrias.
El nacar feroz sobre el hilo.
El geranio duerme sobre las citas de la
ceniza con sus heridas.
Un hombre apaga mitad de su vida en los
pabellones donde el follaje enseña otro horizonte
a las sienes. Otra fuga es la del agua; una
que enciende estudios de caballos sobre
el idioma de las revelaciones. Una
de herraduras cabalgando en
los menguantes.
-se forman los crecientes-
Una cabagadura que resiste en los molinos
evitando que el aire los convierta en
circulos.
Antiguos gestos de pus donde los satelites
dejan de predecir marginales y algo
semejante a un cosmos dice el nombre de
los mismos con algo de polvo en sus ojeras.
Oh! yo los veo, parecen cantaros que
recogen la espuma de si mismos como si
las cosas pasaran y dejaran de hacerlo, como
si el devenir lograra despertar entre el
espacio mostrando un jacinto màs, un estambre,
una colonia donde los objetos reiteran
su existencia, no sin antes
contemplandolo todo...
Desde un prolegomeno...
Donde se agita el caos.
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