martes, 21 de julio de 2015

Marco Teorico-Espiritual





He tomado esta noche de uno de tus senos;
antes de ello el mundo era superlativo.

Tal seno era semejante a uno de mis huesos.

He llegado a la mayuscula de la carne sin
alguna proporciòn, acompañado con un texto de
piel desde la mìa, intentando abrigar ese ritual 
hermafrodita y atletico que significa la inocencia
en una cultura de sal en los pronombres.

Nos hemos llamado desde el acido de los venenos
y cada uno cortò el brazo del otro para absorver
el mercurio habitando nuestra sangre; ello es
una especie de raza, de sinòptico ejemplar de
artropodo, un acto que se remonta a la ciencia 
de las dagas lo que hacemos, para poder ir màs 
allà de lo que tocamos.

Y llegamos con ello a un misterioso mundo
a una jaurìa que despierta con un huevo en los
poros, que deslinda a diario con la marea, que no
lleva meandros y busca ser sintètica, a pesar de por
instantes, atravesar la relatividad de una flor atòmica
-por definiciòn- intestinal microfono que llega hasta 
los nombres, donde sòlo los televisores son estrellados
por una categorìa.

He tocado tu cuerpo del marco teorico-espìritual
de la realidad.

Tu boca persigue aùn la conmociòn.

Y las ventanas de tu casa aùn ingresan al albedrìo con
el cual el amor recrea las alturas de un relampago
neoplatònico, excepcional como el brillo y el aire
que se cruzan en la puerta de una habitaciòn
buscando llegar a otra.

Tù eres esa habitaciòn.

Tu eres esa puerta.





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