sábado, 18 de julio de 2015
Los Mitos de la Tierra
Percibo esta calle como si hubiera vivido ya
en ella.
Intuyo en el agua que cae, formando un pequeño
rìo por la pared, otro que ya ha vivido en algun
lejano paisaje a mi lado.
Vuelvo a sentir en las cosas y objetos; el fìn del
universo como ya antes lo habìa sentido.
- no es un concepto de lo irremediable, no-
Percibo esta calle, porque en otra vida he puesto
en cada uno de mis pasos que vivieron en ella,
mis propios subtitulos.
La conozco por sus dragones abandonados al
pie del ùnico espejo; el mismo reflejaba
entonces diminutos demonios azulados.
-algunos eran palidos, debo reconocerlo-
Y debo reconocer tambièn el hecho de que
esta calle, hizo de mì, un aprendizaje con las piedras.
Yo no sabìa entonces que ese aprendizaje, me
pertenecìa como el espìritu de mi propia vida.
Yo no conocìa entonces la voluntad ni el pàjaro
que convertido en pelìcano, se alimentaba de un
neumatico en el petril de una iglesia.
Mi aliento no era dirigido al concepto ni el
somero mito de la abstracciòn en la niebla.
Mi vida no era una prolongaciòn de ninguna
definiciòn por parte de la lluvia.
Yo sòlo era un hombre que -como ahora- escribìa
de noche.
Y hablaba con todos los mitos de la tierra.
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