martes, 7 de julio de 2015

Libélulas





Para nosotros es temprano.

Como cuando el sol se separa de la noche,
para formar el día.

Temprano como una palabra diferente.

Como un día radiactivo que llega de pronto
trayendo consigo portaaviones de helio.

Es temprano igual a una noche de peces
imaginadas por los jaguares.

Semejantes a un exodo que riza las
épocas de la luna.

A los mensajes de la aurora donde los
origenes de la vida nos unen, donde los
alientos de las nebulosas se convierten en 
tornos y desde los alisios intentamos
organizar un monasterio en las hojas.

Lo llamamos intensidad con la cual
edificamos un verano.

Una proporción y un límite, una horda
de arena, donde las ciudades se forman igual
que un puerto en nuestra carne.

Sólo que en lugar de barcos, en nuestra carne
se aguardan libélulas.




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