jueves, 30 de julio de 2015

Nocturno




La noche trae un nombre.
Quisiera pensar en èl como lo hace
el mismo nombre.
Quisiera dormir o poetizar hasta la llegada
de un caballo o las sìlabas de un animal
que enciende los plasticos.

Pero esta noche semeja un dòn.
Un talento medular buscando el nervio.
Una hoja o un crepùsculo lleno de 
telefericos, donde una historia toma cuerpo
en los semaforos de la ruina
y de los periscopios
creados por los baules.

La noche llegando con ese azul irredento.
Extendiendo columnas de hambre junto 
a los residentes ladridos que forman
la habitaciòn donde vivo y
el petroleo de esta casa y su soledad que
unida a los nùmeros crean una 
capucha.

Nocturno de amuletos y cruxifijos.
De obeliscos cientìficos emparentando
fogatas entre la nieve, garrochas trepidando
el aire donde los santuarios ascienden
a las ceremonias con un patio
pudriendose en la razòn de 
esta memoria
de àrboles amarillos
inexorablemente camino hacia el agua.

Y a un punto en ella de sedimetos
donde intenta ser nocturna y azul su 
existencia.




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