jueves, 22 de octubre de 2015

La Raìz de Bocina





Preguntamos si ese es el papel que nos humedece.
El que nos amarillea con un retrato de su academia.
Y gira fantastico entre grevas de apariencia.

Preguntamos a los sedimentos por esa
apariencia. Nos planteamos un
retrato de la garza en una luminosa reyerta
de crestas.

Interrogamos por sus luces ahora que sueña, por
los brillos de un grito en sus medias, por los paraguas
donde muestra un retazo finisimo de epitafio, junto
a una columna celeste que es de vidrio.

Vagones a partir de hoy en la selva
donde cada atardecer es de saurios, poemas como el
sentido de un dios algebraico, encendiendo polinomios 
con matices de nieve en el tiempo y los grilletes
del espacio blanden un rìo como una siniestra disertaciòn
de alambradas para las direcciones. Todo ello
como una luz de lacrimògena fiebre.

Direcciones de musgo, de adioses como el coral
y el verbo, trensados en una especie de muñeca que
desfila perfilando entre el mito, un gesto antiguo
de quimera.

Un gesto antiguo de quimera escribe la luna en
una de las superficies del mar.

Donde cada noche una interminable espina
describe una raiz de bocinas.











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