domingo, 25 de octubre de 2015

El Secar de las Panteras






El agua sobre la hoja concibe un dón, el animal
explora un sacrificio. Un lenguaje de bronce camina
a lo autoctono, entre sílabicos países.

Como un enigma suena la voz, el objeto de sal y de
zinc vuelve a la tierra en la imaginación. La misma
toca además una lampara.

Arañas de fervor entre los fragmentos. Lirios
levitando entre pares de tierra que al migrar recogen
de la brisa las mismas cenizas que ayer, las mismas
que mañana.

Luces de un paredón abriendose paso entre escamas.
La soledad del jardín amarilla como los vaivenes.
Goznes azulados como lo lejano de la noche.

Sentidos de un animal entre la oscuridad del agua.
Palabras de hierba como la razón empotradas en una
imagen de feroces transfiguraciones. Lo ecuestre
vuelve a tocar la existencia del reflejo. 

Surge un clarear, terrestre y maritimo como la orilla
de las playas y los ríos, un barro con una herida dramatica
de sauce y tonos como el hielo en las pupilas
contradicen lo ardiente.

Solitarios conjuntos de niebla en el espesor de las panteras,
cada una con un oceano diferente en la boca, con un caracol
distinto en el aire.

Ese aire, donde silenciosamente se secan.






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