lunes, 19 de octubre de 2015

El Pez Rojo del Violeta






El pez que elevandose del oceano vuelve a ser el color
rojo de un violeta.

Un rojo incandescente.

Violeta en una de sus sienes es el campamento de nieve
o el descenlace de una tierra donde
derramanse piscinas, entre historias 
de monarquias. Esto podrìa ser un significao
que fijamos de noche en una linterna, en una estalactita.

Despuès el barco llena de jabalinas sus mastiles.
De propiedades como el mar que no es exactamente
un solido.

Los jardines en este instante ya son industriales.
Qimico el don del zocalo.
Porporcional a la sombra la propiedad de un zoologico.

El contenido del martillo en una de las aletas del pez
nos conmueve hasta
algo profundamente inmediato.

En la otra aleta se ondula un dirigible.

Nos acercamos
tanto al pez como al martillo
con una gruta en las manos y una constelaciòn
de cabellos donde leemos.

Tambièn volvemos por un instante al violeta.

A las sienes, a esa vocalizaciòn de baul y priorato
con versiones de cañas en alguna de sus manadas.

El pez que mira, que pulseando llega a un tanteo
de tulipanes cerca de una balsa, en ella un angulo del
crepusculo aguarda, con un baul secreto escarlata
entre los animales. 

Pero estos solitarios y extraños, siguen el itinerario
de una iglesia o una profecìa de carne an las cortinas
de la tierra.













No hay comentarios:

Publicar un comentario