jueves, 1 de octubre de 2015

Ensueño




Despierto, la flor en la mano me dice que 
la primavera no era sòlo un presagio.

Sobre un oràculo el vaticinio, vuelve al relampago.

Por la forma del brillo a lo lejos sè que no es una estrella.
Tampoco se trata del paso de un cometa.

Sobre uno -sin embargo- la direcciòn de la noche es
un encantamiento.

Yo te hablaba de una evocaciòn, mientras descendìan los
barbaros de las colinas.

Te hablaba de ojos como aquellos que posee el mar
cuando mira.

Despierto, estoy seguro de haber dejado este lugar; èstsa no 
eran las cosas que tocaba; èstos no eran los nombres que
llamaba.

Y tampoco los rostros, que la distancia del horizonte, mostraba.





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