sábado, 31 de octubre de 2015

La Luz





La luz me despertò.
Era la luz de una marea proveniente de
un racimo.
Era una forma de agua, acaso inalcanzable
llena de pàjaros y siglos ardientes.
La luz despertò y era un ancla.
Una botella de piel. Un atentado en español en
el aire.
Era una cresta que llevaba el diario del hidrògeno
por donde el sol descendìa hacia los 
hombres con una incursiòn azul en el pecho.
Era la ciudad de una tibia.
La proyecciòn del perone.

Y tambièn era extrañamente un deseo
de relojes que abotonan una marcha.
La ciudad marxista del estruendo con un
circunferencia dotada de ballenas.

El libro occidental de la carne.
La longitud natural del reflejo.

La luz; clasificada por los helechos en un universo
lleno de carabinas.

Llena de estacas y puertas de algodòn en 
invierno.

La luz me despertò y despertè con ella a
un mundo que no conocìa.

Y donde esa luz creaba las sombras.






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