jueves, 15 de octubre de 2015

La Piedra





La piedra con algo en común con los árboles.
Llevando profundas estacas igual que los cipreces.
Equilibrando ciclos amarillos en sus ofertorios.
Tomando el nombre de los pergaminos en
una ciudad dorada.

La piedra de purpuras manufacturas.
Irreconocible como las cartas de las estampidas.
Atroz como una forma desparrandose entre
luces individuales.

Llena de inutiles verdores ahora.

La piedra devorada por las circunferencias
Occidental al agitar sus cabellos.
Con muchos vasos y tenedores.
Llena de inmensos y violentas faenas de tierra.

Entre pelos de agua y milimetros de libelulas.

Con proporciones en relación a la noche y algunas
torres acariciadas por lo grotezco. La piedra que el
sol de oriente apila en los jazmines.

Formando orillas cuando los interiores son de plastico.
Deteniendo esquinas en las paredes de una cronica.
Con estelas hidraulicas y aquellas escritas por
las amapolas en un río.

Diseñada por el eco de un espectro y diviendose
entre soledades maritimas.

La piedra del ancla o el acero; juglar de ningún
predicado en las ojivas.

La piedra del jaguar en una jungla con infinitas regiones
si medita. Las dimensiones en ella con otras mareas.

Perteneciente a la sensibilidad como un auto y las cifras
absolutas de un auto de goma.

Poseida por un mago de vidrio en el instante de definir
el hollín y el helio.

La piedra.

Llena en este momento ante el mar, de misticos leones.




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