martes, 13 de octubre de 2015
La Hoja Despierta
La hoja despierta.
Intento pronunciarlo desde mi higado.
Desde alguno de mis pulmones. Desde este cielo
de cartòn con muchos adjetivos que empiezan a ser
estilizados entre los demonios.
Pero quièn soy para decirlo, incluso quièn soy
para escribir o revelar una noche en que todo sucede
de manera amarilla como en otoño y las pustulas del agua
se llenan de aceite y nucleos igual que un abril maritimo
emparentado a las bovedas y plasmas.
Quièn soy pregunto. Tal vez precisamente ese que pregunta
al follaje y se detiene impavido ante la suerte de un caracol en
los ojos de un pàjaro, mientras algo de color azul indaga en
los overoles donde duerme y espera un cuchillo su funciòn
entre las anclas.
La hoja despierta. Renace igual que lo inutil y lo absurdo.
Toma medidas del oceano ahora que las palabras vuelven a
escupir y trajinar como un tropo. Uno metafisico si se
quiere, lleno de escafandras y telescopios de nieve.
Donde termina de desvanecerse aquel que soy.
Eso que ante los espejos sòlo se transforma en una pregunta.
Y en otra.
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