sábado, 3 de octubre de 2015

Despuès de las Libelulas




El dìa sube a la forma.
Es, como la ascenciòn de un veneno.
Es, como la caida del plastico luego de llegar 
a un panal dialectico, incluso el sonido mas
lejano del epilogo en el punto donde la 
cita es con alfabetos.

Diccionarios de plastico.
Neumàticos de cera en alguna de nuestras resurrecciones,
telescopios de follaje para un ovulo representado
por los tallos y los dìas son de crateres y meteoros, evolucionado
a una concha.

El dìa de urdimbre antropològica.
De masa encefalica tambièn en lo oculto, el dìa con su 
poliza como una brisa de conocimiento, autoequilibrandose en
lo vertiginoso, en el plexo y el martillo donde la
respiraciòn del plasma llena
de naves espìrituales nuestro lecho de venenos,
nuestros movimientos de cicutas.

El dìa como un lugar indefinible, escencial en
el mercurio y la proclama de los boxeadores y temperaturas
de un analisis que es amarillo entre los calendarios.

Con representatividad de archipielago
de personaje focènido o estilizaciòn que desesperadamente
cruza una matìz de monarquìa,
una cofradìa de arca y asteroide, lleno de miscelaneas
verbalmente escenicas,
compuesto de paradojas igual a una manzana cuando
se detiene en el aire,
semantico, inculto como la nuca de una lapa,
unido por palancas que casi siempre hilan revolucionarias
entre la naturaleza y los francotiradoes,
fundando lenguajes poèticos sin militancia,
observando con escencial emprirismo y practicas
ortodoxas de niebla, todo aquello que
despuès de la poètica sigue a
una libelula.









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