viernes, 4 de septiembre de 2015
Pronosticos de Eter
Aquì los pronòsticos son azules.
Tienen una hoja secreta y una luz donde aguardar
un eclipse; tienen la fragancia del pez que
bajo una corona de sal permanece en un ideario
de eter, aqui los pronosticos llevan en su seno
tal eter.
Una selva errante de ninfas descomunales, lo
conoce.
-comprendo la cronologìa de la ninfa como algo
ligado al tiempo-
Aquì los pronosticos poseen la cronologìa del jardìn sin
puertos ni muchachos de alambres suspendidos en la extrañeza
de una claraboya, entre señales de oceano; iluminadas
por los premonitorios.
Poseen multitudes de nieve sobresaltadas por la
lluvia, una coherencia de granizo descrita en las enredaderas,
un proposito del lengauje situado en un botìn de seda
cuando es antigua la noche y los carbones abandonan
los truenos, la hoja bajo el vilo y los enjambres
donde la materia empieza a recluirse en
voz baja, entre tempanos para si mismos.
Aqui la inflexiòn de la hoja es la casa tomada por el nervio
mientras la espuma tartamudea en la oreja luego de
haber dejado una ola, despidiendose a la vez de un titan
en una especie de orilla con nuestros monologos,
en una forma aceite donde la resurrecciòn inflama
boinas de eter, veranos de esquirlas y quièn sabe què
anatomìa de espina en la ilusiòn.
Esa ilusiòn donde los pronosticos siguen siendo azules
pero la realidad no se acerca a ellos para terminarlos.
Y sobre las sombras de otros colores, diluyense.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario