sábado, 5 de septiembre de 2015
La Luz Ebria de Trigo
Voces de destierro, paginas de enigmas
con jabalinas de escarnio, entre celestes hordas
de bicicletas.
La colina en el pifano, los lenguajes uniendose
en el dialogo, la noche como una astronomìa disputando
circulos a los que forman las estrellas en el cielo, sòlo
que no vemos.
Transparentes desiertos, alcanzados en la oscuridad
por grilletes de penumbra, desvaneciendose en lo
siguiente: jardines de fantasìa donde sudorosas almenas
desplazanse entre coronas de jabalies.
Y seguidamente los calendarios, oprimiendose en ellos
los dìas, luego una palabra golpeada por el
polen que llega de lejos y el miramiento del mar; acaso
la zarza tomada por la ola y en la cresta de esa ola
la desesperaciòn de la luna.
Bacilos de cavernas entre lo innombrable,
las ventanas abriendose al sol como una mascara,
los astros con su gesto de idilio, mientras la rafaga
bate la carne en algunos patibulos donde la tierra vuelve
a crecer, donde las ciudades se convierten en tan solo
grietas de aquel que llega.
Aquel que llega encerrado en una luz ebria de trigo.
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