miércoles, 16 de septiembre de 2015

Descripciòn de una Iguana





Rìos por donde viaja una pupila.
Parpados de sol moldeados por un tigre.
Intensidades de conchas junto a una abadìa.

Manantiales que cuentan la historia de una
iguana, la flor en el pecho de una ciudad, donde
los idolos se unen para crear botellas.

Recorridos de sueño como ceremonias
donde la sediciòn lleva esgrimas de un jinete;
proporciones de arena que se levantan; palabras
de inmenso onomàstico son ante las hiperboles donde
gime un santuario acompañado de un solo hombre
en toda la tierra.

Plateas de sol, juicios de sienes con una
melodìa de ramplas y cadenas que la multitud deja
vivir entre la numismatica, con trenes raidos por la sangre
y azulejos, por trenes entre la radiaciòn de la sed y el
vestigio del mar, donde los ritos de la arena
evidencian un plano de fiebres
de antiguas arquitecturas donde conviven las raices
con un oceano que en el fondo guarda las cenizas
de una humanidad descolgandose entre
errantes pergaminos.

Oceanos de estelas y ambiciòn, juguetes alados
siguiendo a los templos, la vida del relato, la vida de 
lo insòlito con frases y demandas de un ayer que
como este hoy sigue batiendose en lo indòmito
en una casa de reyes con cabezas de diamante
forcejeando con un gema de relente sino.

Rìos que despiadados vierten hacia una cadena
aquella rosa cubierta de veneno en sus estambres, allì
el oceano dejaba a la locura los torreanes y los 
ùnicos presentimientos de sueño sobre la tierra

una tierra que en el fondo de su espìritu serà
siempre aplastada por la imaginaciòn.




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