martes, 29 de septiembre de 2015

La Conversion del Buho




De noche los cuerpos dicen adios al aire
y se agitan.
Luego cortan en dos un gigante y desaparecen.
Arañan a los colosos en alguna parte de la
nuca. Estilizan -de ser posible- su craneo.
Polinizan y ademas muerden un pedazo
de tallo donde vivìa un murcielago.
Forman un puente entre la muerte y las 
resurrecciones por lo tanto las cosas que crearon
alguna madrugada reviven, asi llegan
a una habitaciòn, a una rendija en los poros 
que no pudo ser atravesado por una caricia y 
otra que si pudo hacerlo.
De noche esos cuerpos tienen cultos en sus uñas 
ligados a las tizas.
Algunos de ellos se ahogan entre los lapices
y se asordan.
De noche estos cuerpos entre la silueta de las
mandarinas se oscurecen y crean.
Algunos se pierden entre la imaginaciòn y es
necesario que ello suceda para atravesar otra vida.
La otra vida en alguno de sus pulsos es una
fantasìa.
De noche voy a llegar hasta algo porque sòlo 
puedo viajar entre corolas y si tengo un nombre 
en mis manos he de convertirlo en grito.
Uno que logre introducirse en los huesos.
Uno que integre capitales a cicatrices de agua.
Uno de esos cuerpos describirà entre las sienes frecuencias
y tambièn las emanaciones. El otro sòlo tallarà.
De noche los cuerpos forman especimenes, atomos
de agua en las rodillas.
Mi comprensiòn de la horda dejarà de ser un 
ancla absoluta debido a ellos y se unirà a las manchas.
De noche -al unirse- ellos veràn si es cierto aquello de 
las primitivas conquistas en las cuevas.
Pasajeros que se hunden en el transito de los
caracoles y los ritos.
Transeuntes que respiran en la plaga de una horda
llegada de las referencias a las plagas, de noche
esos cuerpos tocaran un girasol y explicaràn
el oxigeno de manera amarilla, original como
los huertos desnudos o la casa cetrina donde
lo hialino fue devorado dos veces.
Yo seguirè entre las galerìas mirando como es
penetrada la lluvia por flautas de azogue.
Quizà haya llegado a la escollera y mi
respiraciòn serà màs intensa que aquella cifrada en
dìas de hipnosis junto a la sepia.
De noche los cuerpos dicen adios a los druidas y
rodean una bolichera.
Explican el nombre de los imanes y los linchamientos
en la carne.
Y en lo que respecta a mì -que casi soy un buho- he
de convertirme en lechuza.











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