Los Traficos Azules del Eter

Junto a los àrboles de los presimios.
En el momento del neologimo exacto para la vida 
de una avutarda.
De las encrucijadas en las cruces de una escama.
O el silencio con que los peces empiezan a recordar
el envìo a la luna de sus astronautas.
Entre heliotropos de sueño que forjan desasimientos 
en una cumbre, en una ceja herida por los
manantiales.
En el pàjaro de nieve horadando la muselina y el
principio del parpado removido por una goleta.
Cuando el arpòn deja el mar
con un mustelido y es cifrado por la imaginaciòn
hasta la llegada de la circunferencia en el alma.
En los dìas prohibidos de esa alma entre los 
autobuses.
En el pavimento.
En la liga del cirio y la maniobra de una rama ante
un posar de pàjaro.
En las flores devoradas por un fruto que teje en 
las lianas.
Junto a un cansancio de trebol caminando en
la raza del horizonte ya sin astrologìas de 
rosado barro y practicas de ensueño en las
improntas.
Cuando los bancos de arena suben a la iridiscencia
del lodo y formas de coral lo hacen al acuario.
En las melodìas de los osos cuando se visten de 
amarilloy neutrones.
Junto a los solidos que visten la arena y el invierno
que deja en los cometas una simiente o un idolo 
con jardìnes rojos de abalorios, donde un gemelo
llega a los perdigones y en el alabastro el sol
es una brisa que trae diferencias, nubes de 
asfalto iguales a una orquidea, bovedas que
se comparan con los tatuajes que hay en una
ilusiòn.
Frascos de verde que colocan el agua entre los
àtomos.
Vaporizaciones de algebras persiguiendo a la
gravedad con metodos diametralmente opuestos
a una llanura, a la caida del sol en los pabellones
y las heridas moradas empezando a tocar las
linternas de un violeta.
Y en esa episteme de alfabeto con traficos 
azules en el eter.
En esos galeones de la tierra uniendose en
la brisa ebria de goznes
la tierra
La tierra finalmente llega a ese pensamiento
-igual que tù- donde es creada por el jinete una
herradura
y por el oceano un caballo.