viernes, 11 de septiembre de 2015
El Poema I
I
El poema tiene un nombre.
El poema ademàs posee una raìz
una playa y un puerto donde algunos hombres
esperan.
El poema a veces no tiene un nombre y se
convierte en una adquisiciòn del nimbo,algo petreo
sòlo una condiciòn.
Se desnuda, abraza a si mismo por la noche, reclama
la intensidad y el color de una imagen que en teorìa es
de sangre.
El poema se encuentra bajo el mar con una textura de
placton.
En sus cenizas se hallan los nombres del meridiano,
del menguante buscando el roce de las cosas en el filo
de las aguas,en la trayectoria del sol cuando la
historia descansa convertida en arena sobre la playa,
en candelabro que cita a las hojas entre los relampagos,
en opalo que separa el tiempo de una melodìa
convirtiendolo en cometa que desciende por el verbo
cegandolo.
El poema es a veces sòlo telemetrìa, una bengala que
llega desde el infinito atravesando una puerta abierta en
las manos. El poema describe un poeta en los ojos, sueña
como lohace un cuchillo en las heridas, asola la nieve
descifra templos, el poema es un temple entregado
a una particula de seda donde la lluvia
ofrece un preludio al nombre de
alguna alegorìa.
El poema no es una luz en la savia, tampoco es una
formaciòn nocturna en el diluvio.
Lo ùnico que hace es ir de casa en casa en busca de
navajas
El poema es un espectro, un nictalope que cruza el
diàlogo de manera amarilla como lo hace una manada.
Siempre invadido por los trenes y buscando
desesperadamente una cigarra.
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