sábado, 26 de septiembre de 2015

El Reflejo del Pensamiento





Piensas en ese jardìn que caìa ante el oceano.
En la estrella que fuga con un pensamiento.
En la cavidad del erotismo con una linea amarilla
y nada es tan presente ahora como el reflejo de
ese pensamiento. Lo llamarèmos imagen.

Llegas al sol con una palabra silenciosa como la
muerte, lleno de escarpines y astros que dejaron
de trepar la aurora. Tomas esa aurora de la herradura.

Evaluas el universo, el pedazo de viento en tus
manos, la efigie del otoño en una de tus fantasìas
creadas en una costra de arroz sobre la mesa.
Reflexionas en los puentes sobre esa mesa.
Hay un fruto en uno de sus àngulos.

Sueñas la palabra arrojada sobre el ideario de
una cortina, donde a partir de las ruinas, los barcos
participaràn nuevamente de los vocablos y de 
los idiomas, sobre todo de aquellos rosados
como el pecho.

Piensas en la piel, es un mundo purpura donde
alguna vez hemos sentido de manera diurna en una
placa; abominaciòn de bozales donde se espantaban
los vidrios.

Como tù tambièn medito. Como tù vuelvo a tocar
todas las puertas de esta ciudad donde màs de un
nucleo se manifiesta o aparece como un relente 
entre bosques de objetos, entre superficies y
corales que ya tocan el vidrio de un pudor,
de un solsticio en las mangas de las paredes,
de un hemisferio dotado de llagas precipitandose
en una herida.

Piensas en ese jardìn, en el astro sumergido en
èl, luego de un diluvio universal. Tambièn
en los parapetos, en la incursiones de la sed. En
los monticulos.

Todos caminan a sus constelaciones. A los dìas
anteriores al sol. 

En un mundo donde -casi por inercia- se agitan 
las grevas.






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