martes, 29 de septiembre de 2015

Las Cenizas del Sueño en el Poema





Siempre es una especie de hilo.
De ciclo nocturno con el peso de las gargolas.
De citara que se desborda en el viento y las
edades de las linternas con barro.
Una celeste mascara de advientos, una edad
del sueño entre lo posible.
Y nos preguntàmos por la edad en sus hombros.
Por su forma que llega de la transparencia
o la carne separada por los cascos.
Por las caparazones formando un jardìn en
su boca, por esa capacidad de ser o no
un recogimiento antes de caer en los
precipicios. Quizà esa sea su altura, tal vez
el movimiento que este mediodìa se desplaza 
junto a cigarras y rituales que llevan un
pensamiento en la lengua. Tal vez sea 
su pulso, una especie de vibraciòn ante los
astros y los hemisferios infinitos.

Marchas eroticas de sueño.
Versiones de la identidad en una caparazòn
donde los colores incendian un astro,
una ciudad primordial, una estrella que teje
el oxido del aura en sus maxilares.

-desde allì una palabra y otra-

Siempre ha de ser, entre los rìos el sonido
del agua al estrellarse con los guijarros evalua
una percuciòn de puentes y maniquies, de
nombres que empiezan a maldecir o desertar,
de gatillos iguales a una iniciaciòn en el tallo 
y los brocales donde el sueño trota al lado
de una virgen y la orgìa de la yesca representa
un angulo de mar traido por una carabela, entre
los rìos los trapecios de esta estrofa que casi
como madreselva anuncia en ella los goznes
donde fantasear. Asi siempre los
unirà en silencio desde la maravilla.

Y una carabela que tambièn recoge el lampo
que incendian en su cuerpo cada amanecer los
navios, aparece.

Todo esto antes que lleguemos, y estas palabras
sòlo sean las cenizas de uno de sus sueños.







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