jueves, 3 de septiembre de 2015
La Puerta
Pensamos en la misma puerta.
La empujamos un dìa de invierno descendiendo
de la armonìa.
Tomamos el tiempo de la polisemia.
Ambos poseìamos una concepciòn distinta de la
armonìa.
Quizà era sòlo una figuraciòn pero toda figuraciòn
abandona una estrella antes de convertirse
en agua.
El agua reflexiona en ella como una idea.
El agua reflexiona en los manantiales muchos antes
de que ambos hayamos pensando en la misma puerta.
No es un evento nuclear ni un plastico.
No es un manifiesto de una melena en el matiz de los
hombres.
Tampoco es un edificio de calidas sienes con portatropas
amarillos.
Mucho menos el sol occidental de una camisa llena
de alfileres.
No es la caida de un engranaje con soles ortodoxos
en su cuerpo.
Pensamos en la misma puerta, es evidente.
Tal evidencia nos guiarà a los reptiles y las serpientes.
Nos comunicarà con el azogue y las esquinas por
las cuales el vidrio camina humedo cada
madrugada.
En la misma puerta es obvio.
Porque ninguno la cruzarà de la misma manera.
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