lunes, 9 de mayo de 2016
Nuestros Zoologicos Linguisticos
Algunos saben que tù y yo percibimos entrañas.
Lo saben de manera que todo es un misterio, asi
que estamos a salvos de ellos e incluso del misterio.
-si no lo saben de alguna manera lo intuyen, pero
eso es màs impreciso para ellos todavìa-
Algunos intuyen que tù y yo procedemos de los
escarabajos y de alguna manera de las amapolas.
Que intuimos desde los craneos de un corte.
Que somos sabios como la actitud de la plastilina al
tener secuencias de millones de figuras en las manos.
Que tenemos cabellos e introducimos a cada segundo
los dedos en la herida que cuelga de tu pecho, de
forma que allì quedan unidos.
-a ninguno de los dos le importa que puedan separarse
porque sabemos que de ello se trata-
-asi tambièn vuelven a unirse-
Otros no estàn seguros del mineral ni de las sortijas
que encallan en alguna parte de sus cuerpos,
cuando se hallan justo en el momento que tù y yo
percibimos entrañas y quedamos unidos en la herida
que cuelga del pecho. Es una herida bajo uno
de los senos donde tambièn se suspenden peninsulas.
Orificios de crisolita. Fluorescentes de carbòn.
Algunos saben que tù y yo percibimos, aunque no
siempre entrañas y recibimos al sol de los relojes y
la luna, cuando derraman sus orbitas y contenidos
en una alquimia que es devorada por lenguas de
magia.
Nosotros no hemos comprendido cùal es el sentido
de la magia en esas casas donde viven encerrados
hectareas de arterias, ni tampoco entendemos de
què manera se sostienen los pulsos en ellos hasta
la llegada de una selva. De un dìa expreso.
De un dìa suscinto, como los mensajes en clave que
tambièn transfiguran o ingresan a un jardìn
de cobre con un hilo de vidrio en sus labios o en las
espinas que se irisan en las gargantas.
No tenemos una dimensiòn del evento de que tù y
yo percibamos entrañas y la magia se halle en frente
devorando regiones con rastros inutiles de anilina.
Pero el hecho es que comprendemos entrañas.
Que nos encontramos entre encìas de porcelana.
Que dormimos bajo las cronicas de los faroles.
Y acariciamos los obeliscos y los estados de coma
del agua, mientras algunas citas que se desfiguran
sobreviven en la lògica de una nave que presenta
la luz como un rito.
Sì, comprendemos entrañas, hemos caminado
miles de veces sòlo presintiendonos. Presagiando
en cada caracter de las yemas las crestas que el
oceano dejò como un horizonte de hemisferios
en la piel, para reconocernos en un color objetivo
de la noche. Uno que hablara como la sombra del
papel. Uno lleno de mercados.
Donde las entrañas desde los menguantes nos
dirigen nuevamente como cuerpos entre la luz y
nuestros zoologicos.
Y bebiendo la sangre que cae de la herida muy
cerca de tu seno, dejan a los labios reconstruir
recipientes de humo para contenerla.
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