miércoles, 18 de mayo de 2016
Poema
No sè hasta què parte del mundo el dìa es
umbilical. Si las abstracciòn se lanza
hacia una feromona y el polen
trastoca un jardìn de pliegues, ebrio de
vasos y fabulas.
No entiendo el lenguaje que se pudre
despuès de haber conducido un
àrbol -donde creaban esferas los pètalos-
a todo aquello que reconocìa
una palabra.
Yo conozco un àrbol por los automoviles
en una sentencia de fosforo
con vaticinios de iridio.
Yo conozco un àrbol en una particula llena
de avalanchas, entre ciudades de corcho y
vulnerables espejos de oxido.
Uno que caminaba a los telegramas con
una franja de granizo.
Que llevaba refrigeradoras y lechuzas
alimentadas de candados.
Tampoco sè el motivo por el cual los
alambres se juntan en el ozono y luego
muestran en el hidrogeno, pergaminos.
No sè de los valles que elige un artropodo
entre la brisa, bajo el imperio de coherentes
mamiferos.
No entiendo de lumenes que alojan
una razòn en los cuellos del caballo
mientras sueñan los escarabajos.
No llevo una hoja en mi corazòn
nieve y plantigrados que se dimensionan
en una superficie.
Donde la mayorìa de las interrogantes
en el vuelo, no logran
tocarse.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario