lunes, 23 de mayo de 2016
La Labor de la Hoja
Nada se ha elevado del mar.
Nada para llegar a una
hoja.
La labor de la hoja sin
embargo
aùn emana cosas
cientificas.
Epilogos como la sed.
Episodios iguales a
la sal o el misterio
con modelos
freneticos de caratulas
o lomos de urnas.
Efervescencias como el
humo de
un asidero donde
las casas
se enclavaron
en un
litoral dando muerte
a
las uvas.
Nadie tampoco ha
construido
otra orilla.
Las bolsas de carbòn
arrojadas
por las olas son las
mismas.
Las libelulas incrustadas
en los guijarros.
La sal de la soledad y los
artificios por donde
la sangre
llegò a la verdad
de manera
amarilla y hermetica,
igual al fondo de
grandes sauces rasgados
por fiordos.
No han completado los
parques
el sitio del eufemismo en los
quistes de un coloquio
arropado de virgenes
y tatuajes como
el sol en su boreal torpor
de marioneta
y puma.
Tampoco se han
arrancado los patios
la palabra sagrada con
que la luna dormìa
sobre ellos
en tiempos en que las
cosas y los objetos
iluminaban
conquistas
como el agua y la cera
en baules de
trapo.
Nada se ha elevado
del mar.
Un solo cometa cae
de una utopìa
con su menton de
nihilismo.
Un solo cometa que
es tambièn el
racimo o la
intemperie
con que componen
los himnos este
otoño.
Alargandose en
una criatura de seda
tomada de la
aurora por
centauros.
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