martes, 31 de mayo de 2016
Las Nubes de Bronce
Aquì la noche inspirò a las arboledas.
y el punto se fue secando en un vuelo de murcielagos.
La nociòn del mar se fue esparciendo en la sed
hasta que los perros vomitaron noticias de roja seda
entre filas de lechuzas.
Las prendas fueron comparadas a los obuses.
El recorrido de la polvora se lleno de simulacros.
La epistemologìa barriò un volcan de azucar.
Aqui tambièn respiraron las identidades
y los atlas fueron navìos
que imprimieron sistemas celestes para una puerta
donde circularon los rostros de las
ciudades.
En las veredas se acariciò el desmayo con una silaba
antigua, hecha de truenos y de temporadas sinopticas se
vistiò el asfalto de las muertes androginas
que traìa el deseo.
En las flautas se impuso un matiz de electricidad
propio de los venenos cuando caen de
la luna y las astronomìas
recogieron los tatuajes de todas las cabelleras
para leer en sus oraculos.
Junto a esas cabelleras el craneo fue mordido por
el viento en una especie de ceremonia que
no era comprendida, pero llevaba
un suave desencanto por la
vida, hecho por
el cual parecìa recogerse en un signo.
Yo creo que ello era sòlo la voz de un pelìcano
que acababa de intuir por la tarde
el instinto que duerme
entre las catedrales.
Tambièn creo que el sol pertenecìa
a los tropicos y cosas semejantes a las
superficies se emparentaban a
la hierba, anhelando
alimentarse de sogas de los bosques.
De las civilizaciones que empezaban a
ser inundadas de chimeneas. Al duelo del vapor
en una logia amarilla.
Donde los pajaros se cuentan de manera
cientifica al llegar al agua.
Entre nubes de bronce tautològicas.
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