lunes, 30 de mayo de 2016
El Barco Suspendido en el Mar
Hoy es sabado.
A diferencia de otros dìas en que ello no
podìa ser afirmado y las cosas eran pronunciadas
de manera que intentaba ser iridiscente.
Casi como un distante sol o una palabra donde
el sujeto es gnostico como una isla infinita
llena de casas y limones. De zocalos
que atraen con sus imanes
un planeta.
Hoy es sabado.
A diferencia de otros dìas dirè un nombre en
sueños. Ascenderè al tamaño de una hoja como lo
hace la conmociòn en el pelo. Habitarè una
ilusiòn en los cabellos y colocarè un àrbol en una
superficie donde fue cristalizada una
araña.
Sacarè a la calle a todas las cosas
disecadas en esta casa. Una silla, una mesa, el
contenido de un televisor, un cuadro donde se observa la
arquitectura de un galpòn que cae oblicuo por
una serpentina.
Describirè el anillo que daba forma a los circulos.
Caminarè hasta su aguja encerrada en la hiedra. Inculcarè
un viaje hacia las plataformas de una hormiga sedienta.
Tomarè la alameda en caso de sentencias o lluvias
de epitafios con citas muy largas de polietileno en el frìo,
manchas de alabastro
y puertas hechas de mandibulas seràn
mi ùnico conocimiento.
En las gaviotas buscarè las casas que escapan de la seda
con veranos magneticos y banderas marrones
en sus tridentes.
Hoy que es sabado colocarè sobre la superficie del
oceano un barco que serà de papel.
Y si el barco se sostiene unos instantes en el mar,
querrà decir que de una u otra manera debo esperarlo
en la otra orilla.
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