sábado, 14 de mayo de 2016

El Atardecer





El atardecer debiò terminar aquì, junto al
vèrtigo de un làtigo.

En las murallas de una cavidad que empieza
a formarse en la amapola.

En las raleas con infancias donde el enigma
era pequeño. Entonces habìan palabras
que morìan entre los dioses.

Diminutos veleros a lo lejos en este atardecer
en que gotas de plastico caen a lo lejos.

Las civilizaciones escribiendo de arcos y 
utensilios, donde es esquirlada una casa con
un fruto que es violeta.

Aquì. En este paìs de arena con tantos juicios.
En la botànica de una densidad de barro, 
simplificada por el oceano.

En sus elixires con un llano de cimas celestes
donde los sacrificios en una hoja surgen de
antiguos cometas, donde descansan para 
siempre los pliegues.

Debiò terminar, entre los regimientos que devoran
las chimeneas y los testamentos.

Los faroles debieron ser un universo encallado 
con las ojeras de alguien cultivando el
aire en una burbuja de oxigeno.

Las madejas al emerger describirìan los patios
de los crateres.

La escama debiò ser el principio de un volcan
en las maderas cuando los pàjaros se
sumergen en sus precipicios.

En el interior de uno de ellos habita un abismo.

Donde otras alas duermen.







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