martes, 24 de mayo de 2016

Las Sìlabas de los Camellos






Miro en cada impresiòn de manera amarilla.
Palido como un subterfugio o una borrazca entre
las criaturas de la arena.

No todo criatura en la arena es palida. No todo
lugar en la playa hecho de arena las abriga.

Aqui los huracanes se agitan en el verano de una
apariencia, esperando ser oprimidos por los
sistemas del otoño.

Aquì los tallos son una elegìa con dramas que 
escriben en los cuellos de una luz en la boina, 
escarchada por un sur de granizo.

Miro en cada hoguera.
En cada circunferencia donde el fuego quema
los barcos y un destello de guaridas respirando en
una hoja.

Escribo -basicamente- desde ese respiro o es
sòlo una intenciòn que me lleva al recuerdo de las
cosas paganas en el lenguaje
mientras las fogatas edificaban oidos. Debo
decir que lo pagano cae a la vida desde la
desesperaciòn y a veces tiene la
narraciòn de un dìos en 
las fabulas.

Observo en cada impresiòn.
En cada extinguidor lleno de peninsulas.
Desde los telescopios que esconden un fluorescente
y la gota que es celeste, para que las venas
puedan teñirlas de rojo.

Lo hago animal y casi herviboro.
Mutando en las escaleras.Transformado por 
numeros de academias. Tomando el cometa de la
casa contigua a los abecedarios, donde se han
hecho arcanos los adolescentes que fluyen
desde el alba, en los desiertos.

Con la ùnica esperanza de encontrar un camello
en las silabas.





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