miércoles, 25 de mayo de 2016
El Espiral del Sueño
No conozco la selva encerrada en el oceano.
Ni el vestibulo casi completo de un ancla, imitada
en el momento de las transfiguraciones por
el eter. No tengo una sentido del barco
cuando duerme en una peninsula
lleno de escamas
como si la brisa fuera de aceite
y la periodicidad
o el helio
oprimieran un color de azucar.
No sè del himno a favor o en contra de los
limites, cuando los forasteros llegan a ellos con el
futuro de una hoja o la casualidad
derramandose en una flor isocronica, donde
las celulas embisten la carne hasta
transformarlas en atomos.
Nunca vì un tallo apareciendo de la lluvia con
una plaqueta, pero descubrì una galerìa con
interiores de canela, hundiendose en
la dimensiòn de una ojera
en la ola imitando a las cadenas
o la supersticiòn de los bozales
o los espejismos que inventan los polos a partir
de una frecuencia en un simulacro
escribiendo entre helices.
Nunca encontrè al aire en su labor dentro
de un parpado, donde los equilibrios
agotaban el tiempo de las superficies
dormidas en tonos negros de
caucho.
No he llegado a lo escencial, tal vez por que
no existe y lo demàs es una intenciòn
cargada de buques o legendarios monoplazas
entendiendo el sentido de la deriva
en el hemisferio.
Despuès de ello todo sucede en espiral.
Igual que en un sueño.
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